8.40 (15.40, hora peninsular española)
Hay gente que apenas se despierta pone música. Eso ya se sabe. Lo que siempre sorprende es la velocidad con que algunos se montan en las circunstancias. Ya salió, ya está aquí: La Cumbia de la Influenza. Se supone que la interpreta algo llamado Agrupación Cariño. Y apenas comienza el dia... Si quieres escucharla, el vídeo ya está en Youtube.
8.53. Sin ejercicio matinal
No habrá pleitos. Cerrarán los juzgados familiar, civil y mercantil, y los tribunales donde se dirimen las controversias entre patrones y empleados. Solo el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, da una conferencia de prensa. "Sin suspender la actividad económica", dice, el Gobierno de la Ciudad busca reducir al máximo las actividades. No abrirán ni el mas famoso zoológico y los corredores, que son legión, se han quedado enjaulados. "Me cuesta mucho no salir a correr, el viernes no lo permitieron, la gente tiene miedo", dice David.
10.27. Alerta máxima
En una escala del 1 al 10, en la que diez significaría cerrar el aeropuerto, estamos en 8, me acaba de decir el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard. En las ultimas horas, ha habido 5 muertos. Alerta máxima.
11.26. Sin café y ni Biblia
"Es que de verdad, cerrar para mí va a ser mortal". El restaurantero vino por un café. Yo también. Se llama Punta del Cielo. Es una franquicia mexicana. Café mezclado de Chiapas, Oaxaca y Veracruz. Y el restaurantero no sabe qué hacer. Porque, por ejemplo, Starbucks, al menos el de Campos Elíseos, en el corazón de la zona hotelera de lujo, está cerrado. De hecho ya no debería escribir "está cerrado". Solo debería decir el nombre, y que ustedes completaran mentalmente con un silencioso "también ese está cerrado". O cancelado. Como por ejemplo el encuentro semanal en el Marriot del centenar de crisitianos que leen cada domingo aquí la Biblia. Sí, ya sé, es curioso que en el Marriot se reúnan decenas y decenas de personas a leer la Biblia. Pues así ocurre en el Marriot cada semana... Hasta nuevo aviso. El restaurantero del Nautilus ya pagó su café. No sabe si abrirá, ni cuándo.
11.40. Más tranquilidad que nunca
Cooooon uuuustedessss... La mejor terraza para tomar cafe en todo el Distrito Federal. Ejemm. Bueno, la mejor cuando no hay contingencia por la influenza porcina. Ahora puede que la encuentren muy poco atractiva, pero en días normales ponen unas sillas de mimbre muy cómodas. Se sienta uno, amontona los periódicos del domingo y, acompañados de los gritos de los críos que juegan en el Parque Lincoln, uno puede hojear papeles por horas. ¿Dónde jugarán hoy los niños?
11.43. Camino del hospital
Don Gustavo es taxista desde hace 16 años. Ya se había parado en dos farmacias y nada. No había mascarillas. Yo le regalé una de las mías. Dice que en el norte de la ciudad cerraron los parques, pero que de cualquier manera la gente corre afuera, es decir, siguen sus rutinas de ejercicio. Las mascarillas de hoy son verdes. Don Gustavo me lleva al hospital ABC. Vamos a ver qué pasa ahí.
12.26. Hospital en calma
"Todos deberíamos estar preocupados", me dice un médico en el hospital ABC que de inmediato sentencia: las autoridades hicieron lo correcto al decretar dos cosas, la suspension de clases y el retener todos los antivirales con los que se trata el mal, para evitar especulación y que la gente se automedique. Porque en Mexico, y esto lo sabe cualquiera, hay un deporte nacional que consiste en estas tres jugadas : 1) sentirse mal, 2) llamarle al papá, mamá, tío, tía, vecino o amigo que según eso sabe mucho de padecimientos y sus remedios, y 3) comprar, sin dificultad alguna, casi cualquier medicamento sin receta oficial. En el ABC, sin embargo, todo es tranquilidad. Absoluta tranquilidad. Nadie en el Laboratorio. Nadie. Unos cuantos en Emergencias. Solo una cosa incomoda al médico que me encontré. El reto, dice, es mañana, cuando la gente se agolpe en el transporte publico. Como sardinas. Codo con codo. Cuando le platico eso, Don Gustavo propone que vayamos a la central de autobuses de Observatorio, la que surte a las rutas del Poniente. Estamos a 10 minutos.
12.05. Discurso presidencial
Habló el presidente Calderón. Mantener la calma, pide. Salió para tranquilizar. Tiene desde hace meses altos niveles de aprobación. Don Gustavo me actualiza: los cines también han cerrado ya. Vamos a unos para ver.
12.34. La teoría de la confabulación
Ok, lo reconozco de entrada. Fue una pregunta tonta. Había un banco abierto. Sí, en domingo, uno de esos chiquitos. IXE, se llama. El tipo de cambio peso-dólar me pareció mejor que el de la semana y entré a cambiar unos dólares. A punto de concluir el tramite le pregunto a la cajera, una morena regordeta que no ha llegado a los 30 años: "Oiga, ¿y usted cree que mañana va a subir el dólar por lo del virus?". Conste que advertí que la pregunta era tonta. "Pos quién sabe, porque ya ve, dicen que esto es como lo de Salinas". Traducción: que todo esto es una invención del Gobierno, como lo del Chupacabras del que ya hablábamos aquí ayer. Trato de poner cara de seriedad (es difícil con la mascarilla) y le pregunto. "Y usted y su familia, ¿qué creen?". Muestra su sonrisa ordenada y asiente: "Que todo es cuento". Enmudezco. Calderón va a tener que salir más veces en la tele.
13.50. La gente no va al cine
Esto es Parque Delta. Aquí había un estadio de béisbol y mucha nostalgia, pero nada más. Ahí jugaban los Diablos Rojos (¿hay de otro color?) de México. Hoy en cualquier domingo hay en este lugar muchas, pero muchísimas más personas que las que al final de su historia asistían al desaparecido estadio. Claro, consumo contra beisbol, ya saben quien gana en fanaticada. Pues corrección. Cinemex, una de las dos cadenas mas importantes de salas de cine, no ha cerrado. En el pecado llevan la penitencia.
13.21. Todos juntos
"Necesitamos convencer a las personas de que sigan las medidas de prevención. Necesitamos que la gente nos haga caso". Lo dice el Gobierno de la Ciudad de México. "Estamos observando el crecimiento de la ola". Los funcionarios insisten a los medios: ayúdenos con este mensaje. Es serio. Es manejable. Existen los medicamentos. Tenemos que reducir la velocidad de contagio. Tenemos que actuar todos juntos.
13.06. Preguntas y respuestas
Nueva discusión: ¿Cuándo cambio mi mascarilla? Primera respuesta: cuando ya huela mal. Primera duda: ¿qué hago con la usada? Bueno, ahí la cosa no está tan clara. Hay que meterla, dicen los especialistas, en una bolsita, cerrar esta y ponerla en la basura. Lo malo es que esta ciudad carece prácticamente de contenedores. Así que a cargar con la bolsita con la mascarilla usada. Alguien vio por ahí al jefe de gobierno Marcelo Ebrard con una, azul, de esas semirigidas, que son las que mas recomiendan. Las otras, las que son de una fibra delgadísima, esas hay que cambiarlas cada dos horas. Y practiquen en su casa, o en su coche, pero a solas. Parece muy sencillo ponérselas, pero no se confíen, porque si no se descubrirán emulando, sin quererlo, a Mr Bean.
14.05. El Palacio de Hierro
Suena el teléfono. Llaman de El Palacio de Hierro, o sea, nuestra versión de El Corte Inglés. La voz es femenina y pregunta por el señor Camarena. "Para hacerle la atenta invitación para que el próximo 1 de mayo aproveche nuestra promoción de 20% de descuento o 18 de meses sin intereses". Como diría un ex senador panista, Diego Fernández de Cevallos, "no cactan" (no entienden). A ver, si ya se suspendieron las clases hasta el 6 de mayo, ¿no deberían de suspenderse muchas cosas más? La señorita me explica que ella trabaja en el call center del Palacio de Hierro. Que no sabe si la barata se va a cancelar por la emergencia, "no tenemos ninguna notificación". Ella me asegura que usa en estos momentos, mientras hablamos, su mascarilla. No le creo. Asegura que sí. Se despide, siempre amable: "esperemos que la contigencia por el bien de todos se pueda contener". Sus jefes no cactan.
14.47. Horas críticas
El Gobierno hace saber. Las próximas 48 horas son críticas. El informe que hagan las autoridades en el Distrito Federal para saber el nuevo número de víctimas mortales y contagios es crítico: de los números surgirá la decisión de cerrar o no cerrar las actividades de la ciudad. En otras palabras, ha mandado a todos de vacaciones. Decisión drástica, pero, insisten, si se ha de tomar, mejor antes que después.
15.20. Focos de riesgo
Tenía razón el escritor neoyorquino Pete Hamill. En su libro News is a verb, el periodista aseguraba que la calidad del periodismo estadounidense cayó cuando los redactores jefe dejaron de viajar en transporte público y se encapsularon en su SUV, en sus camionetas completamente acondicionadas. Con la camioneta llego a la casa en los suburbios y al desapego de los problemas de la ciudad. De eso me acordé hace rato cuando por primera vez en 36 horas me subí a la SUV. ¡Quuuué diferencia! ¡Aire acondicionado! ¡Música de mi Ipod! Y esa sensación de que voy a gusto en mi pequeño mundo. Incluso me quité la mascarilla. El problema es que mañana lunes la ciudad de México volverá a la realidad: el principal medio de transporte es el Microbus, o Pesero. El segundo, el taxi. El tercero, el Metro. Primero y tercero, garantes de aglomeración. Focos de riesgo.
15.56. Como si viniera el Apocalipsis
Informe de los amigos. Esperanza tiene gripa, dije gripa. Vuela en unos minutos a DF proveniente de Miami. Quiso, por su voluntad, que la revisaran antes de embarcar. Nadie le hizo caso. Viajará con sus síntomas... de gripa. Carlos ya mandó a sus hijos fuera de la ciudad, preferiría enviarlos a un lugar más seguro, como Guatemala, bromea, pero solo los envió a Valle de Bravo, a dos horas por carretera. Randy quiere saber si puede donar dinero a alguna ONG que esté ayudando con la epidemia. Roy volará desde Perú hacia México esta noche, dice que con cierto temor. Lo tranquilizo, tiene más de 50 años, está fuera del grupo de más riesgo. Desde Uruguay, Dante cree que sus amigos mexicanos exageran: "Imaginan cientos de personas tiradas en el zócalo, alerta como si fuera a venir el Apocalipsis. Después aparece algún viejo austriaco que viola a su hija o algún freak en YouTube y se olvidan".
16.00. Las iglesias se vacían
A San Charbel Majluf se le venera en la Iglesia de San Agustín. Todos los domingos hay aquí 12 misas. Hoy hay 12 personas. Aquí sentados caben más de 600. Uno compra afuera, en el mercado, un jirón, hay de varios colores, y tras apuntar la petición divina lo amarra en unos bastidores que están junto a la imagen del santo libanés, pletóricos. Dicen que es muy milagroso. Y el vendedor de jirones, y otros objetos relativos al beato maronita, dice que a pesar de que no hay misas ha vendido más o menos. Por cómo lo expresa, estoy seguro de que ha vendido bien. En cambio, el anciano que vende globos para los niños fuma su cigarro sin filtro y dice "nada, no he vendido nada".
17.14. ¿Alguien ha visto a los muertos?
Me llaman dos amigas que no se conocen entre sí, a pesar de ser ambas de Chihuahua... Lo que acabo de escribir es una tontería, porque el territorio chihuahuense es prácticamente el mismo que el español. Decía que esas dos amigas me llamaron con un lapso menor a quince minutos. Con la misma duda, con la misma pregunta: "Mucha emergencia, ¿pero alguien ha visto a uno de los muertos, a uno de los fallecidos?".
19.38. Falta información
Dos de periódicos: El Universal (on line) dice que el Ministro de Salud ya reconoce 103 muertes por fiebre porcina. Acredita la información a la agencia del Gobierno, que nunca se ha convertido en agencia de Estado, Notimex. ¿Pasamos de 20 casos oficiales a 103 oficiales? ¿O pasamos de los 80 no confirmados ayer a.... Hmmm? Falta información. La segunda noticia de un periódico, esta vez del The New York Times (la traducción es libre): "La pregunta central que a todos los expertos del mundo en este campo les gustaría responder es, dice en entrevista Martin Cetron, director de Migración Global y Cuarentenas del Centro para el Control de las Enfermedades, ¿CUÁNTOS CASOS NO EXTREMOS HAY EN MÉXICO?
El silencio ya no es por decreto
Cuando mataron al candidato del PRI Luis Donaldo Colosio, en marzo hizo 15 años, el país entero se fue a dormir con la enorme incógnita que tenemos de nuevo hoy: qué va a pasar mañana. En 1994, la televisión privada, que era más oficial que la estatal, decretó el silencio. Miro hacia las ventanas de los vecinos y hay pantallas de plasma por doquier, encendidas. No se percibe tanta calma como en la noche de aquel 23 de marzo. Hoy cada quien decide qué ver en la tv. Y qué leer en internet. El silencio ya no es por decreto.
Fuente: El Pais