Certifique su franquicia
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Autor: César Aranday de Alcázar & Aranday |
Marzo del 2010
El uso de esta práctica -la certificación- se traduce en evitar la aparición de seudo franquicias que abren sin la planeación correcta.
Hace diez años en el sector de franquicias en México nos habíamos fijado dos grandes objetivos, el primero era generar una norma mexicana de franquicias que diera certidumbre al sector y el segundo era lograr un esquema de financiamiento para franquicias que potenciara la expansión de franquiciantes y franquiciatarios.
En el 2009, la Asociación Mexicana de Franquicias (AMF), junto con Calidad Mexicana Certificada (Calmecac) y varios representantes del sector, nos dimos a la tarea de desarrollar una norma denominada Programa de Certificación de Franquicias que parecía cumplir con el primero de estos grandes objetivos, además de poner a México a la vanguardia al ser la primera norma para franquicias en el mundo, que inclusive sirvió de modelo para varias Asociaciones de Franquicias como la de España y Brasil.
En la práctica, esta norma o programa de certificación no pasó la prueba del tiempo. Las razones son muchas y de diversos tipos, podríamos empezar por decir que algunos de sus requisitos fueron demasiado exigentes, que faltó difusión e interés, que el costo de la certificación era alto, que el organismo certificador nunca pudo ajustar su metodología a la práctica común de las franquicias, entre otras razones por dirimir. Lo Cierto es que los resultados fueron magros, con menos de 20 franquicias que lograron certificarse, muchas de las cuales ni siquiera realizaron la renovación anual que exigía este programa.
A una década de aquellos primeros planteamientos, es curioso que lo que tengamos funcionando sea un esquema de financiamiento muy sólido como el Programa Nacional de Franquicias de la Secretaría de Economía y una Norma que fue abandonada por todos.
El presente y el gran ·tamaño de mercado que hoy en día significa la franquicia en México, nos exige tener una nueva norma mexicana de franquicias que logre, entre otras cosas:
* Dar certidumbre al Sector y a quien adquiere una franquicia.
* Tener requisitos adecuados a la naturaleza de un esquema de franquicias y que pueda Ser aplicable a todos los giros de negocio.
* Ser viable, duradera y con costos accesibles para las pequeñas y medianas empresas que en su mayoría conforman al Sector.
* Seguir la metodología de programas de certificación como el ISO, pero evitando la complejidad que impida su efectiva implementación.
* Enfocarse hacia los procesos dirigidos al Franquiciatario y no hacía los procesos operativos dirigidos al cliente final. Nunca confundirlos.
* Funcionar de manera coordinada con el Programa Nacional de Franquicias, para servir como garantía cualitativa en el financiamiento a franquicias.
* Ser diseñada sobre la experiencia de la primera norma mexicana y también sobre la experiencia de otras normas o certificaciones que existen en otros países, como Brasil y España.
* Servir como esquema de autorregulación del sector, limitando las tentaciones que pudieran tener los gobiernos y las cámaras por regular de manera inadecuada a las franquicias.
Esta ardua tarea ya la ha retomado la Asociación Mexicana de Franquicias y estamos seguros que en breve podremos tener una nueva norma alineada con los objetivos anteriores.
Autor: César Aranday de Alcázar & Aranday
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